“Muertes por dinero”

Fue de mucho alcohol en ese boliche, yo estaba de viaje arreglando unos asuntos personales. Era en bogota Colombia, la ciudad donde se reunían los más importantes traficantes de drogas. El era Paúl Wilson, el mayor narcotraficante de toda América. Estaba infiltrado en la seguridad nacional de los Estados Unidos. También estaba en la misma ciudad que yo, de vacaciones, con sus socios. Además de vacaciones, había venido a entregar una gran carga de drogas. Mi asunto era robarla y entregársela a mi jefe, Chris Hopkins. El era canadiense, pero vivía en África para no ser descubierto. Paul y sus socios entregarían la carga un jueves a las 7:30 p.m. en el muelle. Yo los estaría esperando arriba de un faro como francotirador. Para que no sospecharan de mí, le diría a la policia que a esa hora recién estaba llegando a Colombia. Llego el gran día, a las 6:00 p.m., yo ya estaba listo para disparar. Primero llegaron sus socios a los que mate con mucho sigilo y precisión. Luego llego Wilson, y al ver sus socios muertos intento escapar, pero mi puntería me favoreció y le di un certero disparo en la cabeza. Rápidamente avise a unos amigos quienes robaron la carga y la trasladaron hacia mi jefe. Por mi parte, no podía irme ese mismo día, ya que sospecharían de mí.
Al día siguiente, apareció la policia en mi departamento, y me hizo un cuestionario al que respondí tranquilamente. Max Philips, el detective, me hizo creer que no sospechaban más de mí, pero no fui tan estúpido para creerlo. Ahora debía inventar otra historia para que levantaran todo tipo de sospechas sobre mí. Dos días después, Philips apareció nuevamente en mi habitación y le dije que había venido hasta Colombia, para visitar a mi hermano que actualmente residía aquí. Eso en tanto era real, solo que no lo había visitado, pero mi hermano siempre me cubría. Para Max Philips fue lo bastante creíble, y se fue casi sin desconfiar de mí. Al día siguiente viaje a África a encontrarme con mi jefe, Cuando me junte con el, me comento que todo había salido bien y ya tenían sus 500 kg. De drogas. Mis ganancias eran de un 50% con lo que me conformaba. Estaba feliz pensando que la policía estaría buscando todavía un asesino. Una semana después regrese a Colombia, a ver si todo marchaba bien. Me hospedé en un hotel más caro y lejano del que me había quedado antes. Ese día leí el periódico, y vi un artículo que decía que Paul Wilson era uno de los más importantes narcotraficantes y que tal vez fue un policía retirado quien lo mató sabiendo este dato. Al ver leído esto, me di cuenta que ya nadie sospechaba de mí. Unos días después fui a celebrar a un restaurante muy elegante, donde conocí una mujer muy hermosa con la que rápidamente establecí pareja. Noches mas tarde viaje con Rosenda (mi novia) a Miami, donde tras unas copas tuvimos una muy buena velada. Ella me dijo que regresaría a Colombia para terminar con unos trámites de divorcio con su ex marido, y yo insistí en acompañarla. Llegamos y fuimos al lugar de su encuentro. Al llegar al sitio lo primero que vi fue a Max Philips apuntándome con su arma. Rosenda resultaba ser policia y me había tenido una trampa para trincarme
_¿Con qué visitando a tu hermano? Dijo Max
_¿Que diablos significa esto? Conteste.
Philips sonrió y dijo.
_Cuando estabas en Colombia tu hermano estaba de vacaciones, además ¿Cómo un hombre tan pobre puede hacer tantos viajes en tan pocos días?

En ese momento se me había paralizado el corazón. No pude decir nada y mi primera reacción fue intentar escapar. Cuando Salí corriendo Max Philips disparo y me dio un tiro en la pierna. Ese fue mi fin y el de mi jefe, porque los malditos de la policia me hicieron confesar todo. Me dieron cadena perpetua en una cárcel de máxima seguridad.

Autores: Ramiro Bustamante y Joaquín Miranda